Las nuevas exigencias de la vida moderna coinciden en los conceptos clave de convivencia y flexibilidad. De hecho, sentimos la necesidad de habitar ambientes versátiles, aptos para múltiples actividades de nuestra vida diaria, y buscamos soluciones que nos permitan pasar tiempo de calidad en compañía de nuestra familia y amigos. Estos son los motivos principales que han hecho que en la actualidad el concepto open space se haya difundido ampliamente en nuestros hogares, caracterizados por tanto por espacios amplios y luminosos que a menudo suponen el núcleo de la zona de día. Bonitos de ver y fáciles de habitar. Con esta nueva conexión entre la cocina y el salón, el mobiliario cobra protagonismo al resultar decisivo para definir la habitabilidad del ambiente. Pero, ¿cómo podemos proyectarlo de la mejor manera?
Organizar el espacio
Con el plano en mano, conviene empezar teniendo en cuenta ciertas consideraciones sobre los metros cuadrados disponibles. Open space no es necesariamente sinónimo de grande, por lo que el primer paso sería proyectar en función de las peculiaridades del ambiente.
Pero no solo los metros son importantes, sino también la luz: ¿cómo están dispuestas las puertas y ventanas? ¿Cuál es la mejor manera de aprovechar la iluminación natural para crear un ambiente agradable y tranquilizador?
Solo después de haber tomado plena conciencia del espacio, podemos empezar a pensar en soluciones de mobiliario.
Isla o península
La composición de la cocina dicta las directrices que definen la practicidad y la estética del espacio en su conjunto. Si la superficie disponible lo permite, una cocina con isla o península es ideal para crear ambientes diferentes pero al mismo tiempo unidos. De este modo se delimitan las diferentes zonas del open space sin interrumpir su continuidad.
Estas pueden albergar zonas operativas, como la placa de cocción o el fregadero, o también una encimera snack integrada, ideal para el desayuno o un almuerzo rápido. De este modo se aumenta la superficie de apoyo, enriqueciendo el ambiente con un elemento que une a quien prepara la comida con quien se relaja en el salón. Como es el caso con algunas de las propuestas de composición de nuestras colecciones Kronos y Asia.
Colores y estilo
Tampoco se debe subestimar la continuidad cromática y matérica entre la cocina y el salón. La coherencia entre estos dos aspectos comunica el vínculo entre ambientes destinados a usos diferentes, pero que en un open space experimentan una fuerte interconexión. Y, por último, también se trata de una cuestión de estilo: amueblar significa posicionarse, transformar el propio gusto en realidad y elegir lo que nos acompañará en nuestra vida diaria, creando esa relación entre cocina y salón que requiere el open space.
