La cocina y el salón deben diseñarse según el principio de continuidad prestando especial atención a los materiales, las tonalidades y el tipo de iluminación, para recrear la misma atmósfera o, al menos, una atmósfera coherente de referencias cruzadas, en cada rincón de la estancia. Cuando el espacio lo permite, aconsejamos enriquecer la cocina con una isla: un elemento importante que se convertirá en la protagonista de todo el open space. No solo resulta funcional, sino que es el corazón de un ambiente que gira en torno a la convivencia y los momentos compartidos. ¿Cómo encontrar el equilibrio perfecto entre practicidad y cohesión? Organizando los espacios en «áreas funcionales» para llenarlos de un valor no solo estético, sino también racional. La ausencia de paredes se vuelve una oportunidad para jugar con la liberadora sensación de apertura, para entrelazar elementos de mobiliario como en una dulce sinfonía.